El lado crítico de los OVNIS

Sin duda uno de los temas más controvertidos de la historia y que ha hecho correr más ríos de tinta ha sido el fenómeno OVNI, tanto por parte de sus defensores como de sus detractores. La intoxicación informativa y el uso del fenómeno para ocultar otras actividades ha sido constante. Del mismo modo que han surgido diversas teorías que intentan explicar la realidad de este fenómeno, no son menos las que apuestan por explicar que todo tiene una explicación nada fuera de la esfera terrestre.
La más sonada es la que establece fines bélicos. Esta teoría tiene sus antecedentes en 1919, fecha en la que se fundó en Alemania la sociedad secreta de Thule, centrada en Munich, y cuyo portavoz político fue el mismísimo Adolfo Hitler. Esta sociedad, en su línea de convertir a Alemania en la primera potencia mundial, idearon un proyecto que les permitiera llegar a las estrellas. Y el proyecto dio algún fruto; en concreto, unas naves que tenían las características de los ovnis: desaparición óptica de su entorno debido a su aceleración y variación de su color según el nivel de su potencia.

Otra de las teorías que contrarrestran a las que defienden insistentemente la realidad de los platillos volantes tiene un carácter más riguroso, dado que deriva de las investigaciones de la NASA. En concreto, hace algún tiempo, un investigador de la NASA realizó unas pruebas relacionadas con la dinámica de los gases que, en un principio, nada tenían que ver con el fenómeno OVNI. Con el fin de poder ver cómo se movían unos determinados gases, dejó ir unas pequeñas bolas de gas incandescente en condiciones de ingravidez y, tras analizar los vídeos que filmó, se encontró con un gran descubrimiento: las bolas se movían de una manera idéntica a la forma en que los relatos sobre OVNIS describen los movimientos de éstos. Ese suceso derivó, por tanto, en una explicación lógica sobre la aparición de OVNIS que establecía que en el espacio existe gran cantidad de hidrógeno, ya que éste forma el 75% de la materia del Universo. De esta manera, en las capas de nuestra atmósfera no sería difícil que se formasen grandes bolsas de este tipo de gas, y el Sol, en determinadas circunstancias, las encendiera. Así es como se podrían dar las mismas condiciones que en el experimento de la NASA, y el resultado serían una bolas luminosas moviéndose por el cielo a gran velocidad y con giros inesperados. Justamente lo que algunos dicen que han llegado a ver en el cielo. Todo ello aún está por confirmar, pero podría ser un primer paso para explicar el fenómeno OVNI, que algunos relacionan con naves alienígenas y argumentos "muy sólidos" no les faltan. Sin duda, el tiempo dará y quitará razones.