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MERLÍN es E. Martínez
(Vidente e investigador.) Dcdo. y profesor universitario. Escritor y columnista.
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06 octubre 2006

Vampiros en el folklore europeo

Los vampíros existen en el folklore de diferentes culturas del mundo desde hace cientos de años. En China son monstruos de piel verde y cabello rosado y brillantes ojos rojos; en Grecia, mujeres cuya parte inferior del cuerpo es una serpiente alada llamadas Lamia; en Japón, son los Koomari; La cabeza Penanggalang en Malasia. Éstos son tan sólo los diversos 'vampíros' de las culturas orientales, o lo que para estas culturas es un vampíro.
El vampíro al que conocemos e identificamos como tal tiene sus orígenes en el folklore y misticísmo de Europa del Este, sin embargo, estos mítos fueron influenciados por los mítos chinos y de otras partes de Oriente, durante intercambios de materias con ellos, de este modo se propagaron dichos mitos a la cultura de Europa del Este, principalmente en el área correspondiente a los Balcanes, en las culturas eslavas y las montañas Carpathian en Hungría y Transilvania, lo que ahora se conoce como Rumanía.
Los pueblos de estas regiones creían que existían personas maldecidas que, una vez muertos, salían de sus tumbas durante la noche para alimentarse de sus propios familiares o cualquier transeúnte de la localidad; su alimento, por supuesto, era la sangre de los vivos.
Para librarse de los vampíros, la gente recurría a todo lo que estuviera a su disposición, se decía que el ajo los ahuyentaba y por ello colgaban racímos de ajo sobre las puertas, besaban un ajo antes de dormir y colgaban cruces sobre sus cabeceras. También decidían entretenerlos dejando caer sobre sus tumbas puñados de pequeñas semillas, pues se decía que tenían una fasinación por contar objetos, así que pasaban la noche contando las semillas y para cuando terminaban, el sol comenzaba a salir y debían regresar a sus tumbas. Éstos son algunos detalles, de manera general, en que coinciden los distintos mitos europeos, sin embargo, cada región tiene sus propias formas y variedades de vampíros. En la región de los eslavos se da una de las mayores fuentes de mitos sobre los vampíros; ellos categorizaban a un futuro vampíro de acuerdo a ciertas características, por ejemplo, se decía que aquellos nacidos con una membrana o cola, es decir, cualquier deformidad física o bien nacido con un diente, dado que los recién nacidos no tienen dientes; también aquellos concebidos en determinados días y horas, aquellos que sufrieran una muerte violenta o fueran excomulgados, estaban condenados a ser vampíros y para evitar sus acechos se les dejaban caer puñados de semillas para entretenerlos, como ya se ha dicho, contando, o bien atravesando su cuerpo con estacas para evitar que salieran de la tumba.
Para destruírlos podían enterrárseles con estacas clavadas en el pecho, decapitarlos colocándoles la cabeza entre las piernas, o rociar la tumba con agua bendita e incluso exorcismos.
El "Vampíro" más famoso del mundo por obra de la literatura de horror, proviene de Rumanía y allí, los mítos son variantes de los vampíros eslovacos, a estos se les llamaba Strigoi, los cuales se dividían en 2 tipos, los Vii y los Mort. Los Vii eran brujas y hechiceros que eran capaces de separar sus almas de su cuerpos para encontrarse con las almas de otros Vii o Mort, algo similar al pandemonium de las brujas inglesas. Al morir estas brujas y hechiceros, eran llamados Mort y volvían de la muerte para alimentarse de la sangre de los vivos hasta vaciarlos, eran entonces vampíros.
Según el mito rumano, una persona se convertiría en vampíro si nacía con alguna deformidad física; si había sido mordido por un vampíro hasta casi vaciarlo de sangre, al morir se transformaría en uno de ellos; los que habían sido maldecidos por uno y aquellos que jugaban con la magia negra corrían el riesgo de ser un vampíro al morir; igualmente aquellos que sufrieran de una muerte no natural, serían vampiros.
Una de las formas que se tenían para detectar a los vampíros en la antigua Transilvania y sus alrededores más cercanos, antes de que éstos despertaran y atacaran a la población, era llevar un caballo, previamente bendecido por el sacerdote local, al cementerio, y allí hacerlo pasar sobre las tumbas; aquella tumba por la que el caballo rehusara a pasar era donde descansaba un vampíro y procedían a enterrar una enorme estaca de madera sobre la tumba, en el área donde se intuyera estaba el pecho o el cuello.