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"A la tercera va la vencida", reza una de tantas supersticiones que perduran desde tiempos remotos. Divinidad y signo del infierno, el tres se ha considerado un número mágico en una amplia gama de culturas desde hace milenios.

Los griegos clásicos tenían unas 120 tríadas -o grupos de tres- míticas. Algunas eran de índole benéfica, otras no. Entre las benignas se encontraban las Tres Gracias, doncellas de Apolo. Pero también existían otras tríadas como las furias, con cabeza de serpiente, diosas de la venganza, y los tres lúgubres hados.

En la mitología escandinava también aparecían tres hados, que dividían el cosmos en tres partes distintas. Similares elementos del cristianismo, como la Trinidad y la Sagrada Familia, tuvieron toscos equivalentes en Osiris, Isis y Horus, del antiguo Egipto, así como en la trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Siva.

En numerología, el tres denota armonía espiritual y energía sexual, las fuerzas trascendentes y generadoras.