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MERLÍN es E. Martínez
(Vidente e investigador.) Dcdo. y profesor universitario. Escritor y columnista.
Ojalá encuentres en el blog la información y/o ayuda que buscas.
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05 febrero 2012

Supersticiones sin salir de la cama

La orientación de la cama es muy importante para disfrutar de una larga vida y salud. La cabecera debe estar orientada hacia el Norte o hacia el Este. El refrán abunda en esta segunda preferencia: “Duerme con la cabeza al naciente y los pies al poniente y vivirás eternamente”. Dormir con los pies en dirección a la puerta es de mal agüero. En los velatorios que se hacen en los domicilios suele colocarse a los muertos en esa dirección con el fin de facilitar la salida del ataúd fuera de la casa.
La cama es símbolo de la regeneración en el sueño y en el amor, y está asociada a los actos fundamentales de la existencia: el nacimiento, la vida conyugal y la concepción, y la muerte. La cama no debe estar atravesada con respecto a las tablas del suelo porque la persona que duerma así tendrá una muerte lenta. Se cree también que las camas no deben estar cruzadas con respecto a las corrientes subterráneas de agua. Da buena suerte levantarse por el lado derecho de la cama y tocar con el pie derecho en primer lugar. El dicho levantarse con el pie derecho está plenamente incorporado al lenguaje cotidiano.
El acto de hacer la cama tiene su ritual supersticioso. Dejarla sin hacer da mala suerte o atrae maleficios. La persona adicta al orden debe saber, sin embargo, que cuando está haciendo la cama no debe ser interrumpida, no ha de estornudar ni poner las sábanas del revés.
No se deben lavar las sábanas los últimos doce días del año, porque provoca enfermedad en la persona que las utiliza, y cambiarlas en viernes hace que el diablo controle los sueños durante una semana entera. Tampoco debe darse la vuelta a un colchón en viernes, porque puede originar una semana de pesadillas, una ruptura sentimental o un naufragio. Sería condenar a una muerte inmediata a un enfermo dar la vuelta a un colchón donde descansa o barrer debajo de su cama. Hacer la cama de un invitado cuando todavía no ha pasado una hora de su partida es arriesgarse a recibir una visita inoportuna.
Es costumbre habitual mirar debajo de la cama para verificar si el diablo está o no agazapado allí, ya que es uno de sus escondrijos predilectos. Antes de la generalización del colchón moderno, se quemaba la paja de la cama de un difunto. La dirección que tomaba el humo indicaba quién sería el siguiente en morir. Este rito se practicaba en las encrucijadas de los caminos para evitar que el difunto volviera a turbar a sus parientes. El fin próximo de un enfermo se adivina si coge las sábanas y se cubre con ellas, o pide ser cambiado de cama.
Si dos jóvenes solteras hacen la cama de unos recién casados al día siguiente de la boda, se casarán dentro del año. En caso de tormenta hay que poner la cama en el centro de la habitación y rezar un padrenuestro para estar protegido del rayo. Al levantarse de la cama hay que alisar las sábanas para borrar la huella del cuerpo, pues las formas dejadas sobre el lienzo pueden dar pistas al enemigo para realizar maleficios.
Cantar o coser sobre la cama, así como dejar encima un sombrero, una escoba o un paraguas da mala suerte. No hay arrodillarse tampoco a los pies de la cama para rezar las oraciones nocturnas. Es obligatorio cumplir este rito en uno de sus costados. Rasgar una sábana es de mal augurio.
Dos personas que doblen una sábana conjuntamente pueden formular un deseo y este se cumplirá si el último pliegue queda hacia arriba. La aparición de tres puntos negros sobre una sábana o una funda de almohada presagia la muerte.
Para compensar la electricidad negativa que pueda aparecer alrededor de la cama, conviene colocar a un lado un plato con sal gruesa y al otro, un plato con vinagre de vino. De ese modo siempre se garantiza un sueño plácido y equilibrado.