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MERLÍN es E. Martínez
(Vidente e investigador.) Dcdo. y profesor universitario. Escritor y columnista.
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22 enero 2011

La mitología de las distintas constelaciones zodiacales

Estas constelaciones se denominan zodiacales porque tanto el Sol, en su movimiento aparente por la esfera celeste y los planetas pasan por ellas. Ellas componen el Zodiaco.
ARIES
Aries había tenido un estatus elevado en el período formativo de la astronomía griega, porque marcaba el punto equinoccial de marzo. El poeta Manilio (siglo I d.C.) lo proclamó ''príncipe de todos los signos''. El pueblo asirio, que habitaba en el Tigris superior y sacrificaba a un carnero en honor al equinoccio, conocía la constelación bajo el nombre de ''altar'' y ''sacrificio''. En la tradición griega, Aries representa la leyenda del Vellocino de Oro. Según el poeta Apolonio de Rodas (siglo III a. de C), el rey Atamante de Beocia desposó a Nefele. Pero Atamante se desencantó de su mujer y volvió a casarse. Su nueva mujer, Ino, vio en los hijos nacidos del matrimonio anterior, pero sobre todo en el niño Frixo, una ofensa a sus propios hijos. Así pues, tramó un plan malvado para causar la muerte de este muchacho. Se fue, sin que nadie lo advirtiera, a los almacenes de grano de trigo para la siembra de primavera, y lo chamuscó. La cosecha siguiente fue mala y, para encontrar remedio a la situación, Atamante envió a un mensajero a consultar el oráculo de Delfos, pero Ino ya había sobornado al emisario, que volvió diciendo que el oráculo requería el sacrificio del joven príncipe para que el grano volviera a crecer. Frixo ya estaba convenientemente preparado para el sacrificio, pero Hermes, el mensajero de los dioses, oyendo los ruegos desesperados de Nefele (la madre de Frixo), intervino y envió un carnero maravilloso con un vellón de oro para llevarse al niño del altar. Frixo tenía una hermana, Hele, que también fue rescatada por el carnero, pero cuando el mágico animal cruzaba el estrecho que separa a Europa de Asia, Hele cayó al mar. Desde entonces este estrecho recibe el nombre de Helesponto “el mar de Hele” en su memoria. El carnero llevó a Frixo al país de la Cólquida, situado en las orillas del mar Negro. Llegado aquí, y como muestra de su gratitud, Frixo sacrificó el carnero en honor a Zeus, y regaló el Vellocino de Oro al rey Aetes de la Cólquida. Aetes guardó el Vellocino dentro de la cueva sagrada del dios de la guerra Ares (Marte), custodiada por un dragón. Allí permaneció hasta que un día fue robado por el héroe Jasón.
TAURO
Al igual que otras constelaciones, Tauro tiene una historia mitológica diferente según la civilización; de este modo en Egipto se asocia al dios Osiris, que estaba representado por un dios-toro, y a su hermana Isis, representada por una diosa-vaca. La Luna creciente cuando cruzaba esta constelación formaba sus cuernos. En Grecia esta constelación contiene dos historias que narran las aventuras amorosas de Zeus y en las que interviene este simbolismo: Ío, convertida en una vaca por Hera: y Europa, seducida por Zeus en una playa, disfrazado de toro blanco. (Recuerda que Ío y Europa son dos de los satélites más importantes del planeta Jupiter). En el mismo momento en que Europa sube al lomo del toro, éste cruza el océano y la lleva hasta Creta, donde la posee. Los romanos identificaban al toro con Baco. Durante las bacanales, un toro cubierto de flores recibía la escolta de las jóvenes bailarinas que representaban los cúmulos de las Pléyades y las Híades.
GÉMINIS
La constelación de Géminis está representada por los mellizos Cástor y Pólux. Son los hijos de Leda, esposa del rey espartano Tindareo, y de Zeus, que se convirtió en cisne para porder consquitarla. Cástor y Pólux nacieron de un huevo, junto con Helena de Troya. Son conocidos como los dioscuros o hijos de Zeus. En la mayor parte de las narraciones, sólo a Pólux se le considera inmortal. A pesar de ser gemelos, Cástor se suponía que era hijo de Tindareo y por lo tanto mortal. Cástor, tenía fama de domador de caballos y Pólux de combatiente de hazañas. Su primera hazaña fue liberar a su hermana Helena que habia sido raptada de niña por Teseo. En la expedición de los argonautas (escuadrón de la ciudad de Argos), los gemelos salvaron el navío Argo cuando iba a perderse. Sus caballos se llamaban Flógeo y Hárpago. Cuando Cástor murió por la lanza de Idas, Pólux, tras vengarle, pidió a Zeus que le diera la inmortalidad a su hermano, y desde entonces ambos hermanos forman en los cielos la constelación de Géminis.
CÁNCER
Las estrellas fijas de Cáncer habían marcado antaño la posición del Sol en el solsticio de junio. Para los mesopotámicos, esta posición clave señalaba el portal por el que descendían las almas para su encarnación. Esta analogía es muy parecida a la tradición egipcia, en la que la constelación de Cáncer era el dios solar Jepri, personificación celeste del escarabajo, símbolo de la fertilidad, la vida y el renacimiento. Para los griegos, Cáncer era el cangrejo que trató de pellizcar los dedos de los pies de Hércules, cuando este luchaba contra la monstrua Hidra.
LEO
Los orígenes de la identificación del León con el Sol se remontan al período arcaico de la civilización mesopotámica. Los egipcios relacionaron a Leo con el orto helíaco de Sirius, y con las crecidas estivales del Nilo, puesto que tenían lugar cuando el Sol pasaba por el campo estelar de la constelación de Leo. En Egipto la cabeza de león se empleaba para decorar las compuertas de los canales; los arquitectos griegos y romanos la utilizaban para decorar fuentes y obras hidráulicas. En el mito de los doce trabajos de Heracles (Hércules en la mitología romana), Leo se identifica con el León de Nemea. En la historia, Heracles debe despellejar a un león monstruoso cuya piel era resistente a las piedras y al metal. Tras luchar con el león con sus manos desnudas y después de haberlo ahogado hasta matarlo, Heracles usó las garras del león para despellejarlo. Con la piel se hizo una capa que lo hacía invulnerable; y con la cabeza del animal, un casco.
VIRGO
Existe documentación muy importante referida a la descripción de Virgo que tiene su origen en la antigua cultura asirio-babilónica. Esta constelación siempre ha sido femenina, y ha estado especialmente asociada con la tensión existente entre la fertilidad y pureza. Los babilonios asociaban esta constelación con la diosa Ishtar, también conocida bajo el nombre de Ashtoreth o Astarté. La última es la precursora de Eostre, la diosa sajona de la fertilidad y de la primavera, cuya festividad, celebrada en el momento del año en que Virgo empieza a ser muy visible en el cielo, es el origen de la Pascua cristiana. Uno de los mitos en torno a Ishtar cuenta que esta diosa bajó al infierno para recuperar a su difunto amante, el dios de las cosechas Tammuz. La diosa, sin embargo, quedó aprisionada en el submundo y su desolación trajo el infortunio a la Tierra. Esta situación forzó a los grandes dioses a dejarla en libertad. Este mito encuentra su paralelismo en Grecia, en la historia de Perséfone, secuestrada por Hades, que la llevó consigo al infierno. Como consecuencia del rapto, la madre de Perséfone, Deméter destruyó las cosechas.
LIBRA
Los griegos solían juntar las estrellas de Libra con las de Escorpio, aunque la imagen de las balanzas se conocía, y es posible que este simbolismo tenga un origen mesopotámico. Los autores romanos trataron a Libra diferenciándola de Escorpio. La balanza también simbolizaba la idéntica duración del día y de la noche en los equinoccios: hace dos milenios, el paso del Sol a Libra marcaba el equinoccio de septiembre. Fueron los astrólogos romanos quienes interpretaron las balanzas de Libra como las de la justicia, sujetas por Astrea, la diosa de la justicia.
ESCORPIO
El mito de Escorpio nace de una vieja leyenda griega relacionada con el intento de violación de Artemis (la Luna) por el gigante Orión. En la leyenda se cuenta que Artemis se postró a los pies de su padre (Zeus) y, abrazada a sus rodillas, le pidió una corta túnica, un calzado de cazadora, un carcaj (caja o saco en forma de tubo que se cuelga del hombro o la cadera para llevar las flechas) con sus flechas y un arco como el que tenía su hermano Apolo. En la mitología clásica, Artemis es la diosa de la caza y de los bosques y tiene como símbolo un oso. Orión era un gigante famoso por su belleza y su enorme fortaleza, hijo de la Tierra y de Poseidón. Su estatura le permitía caminar por el fondo del mar conservando la cabeza fuera del agua. Cuentan que un día se hallaba Artemis cazando cuando se le apareció en medio del bosque el gigante Orión. Este la vio joven y bella e intentó seducirla -se dice que el gigante intentó violarla-. Pero Artemis era una divinidad casta y para defenderse reclamó la ayuda de un alacrán. Este alacrán picó al gigante mortalmente y la liberó. Para recompensarle, más tarde la diosa lo colocó en el cielo. Justo en el lado opuesto de la constelación de Orión. Este es el escorpión que está representado en el cielo de verano. Orión brilla en las noches de invierno y su brillo mengua cuando surge la constelación de Escorpio. Por eso surge una competencia entre Escorpio y Orión.
SAGITARIO
Sagitario, desde la mitología, esta constelación es la imagen del centauro Quirón, un ser que se distinguía de los demás por su sabiduría y conocimientos. Nació de los amores entre Cronos y la ninfa Filira, y tenía la extraña forma de mitad hombre, mitad caballo, porque su padre tuvo que convertirse en caballo para engendrarlo. Según la leyenda, su madre al ver que había engendrado un monstruo rogó a los dioses que la transformaran, siendo convertida en tilo (un árbol). Quirón fue enseñado por Apolo y Artemisa en el arte de la medicina y la caza, estableciendo una consulta en una gruta y sus discípulos fueron numerosos: Cástor, Pólux, Ulises, etc. En el transcurso de un combate fue herido por una flecha empapada en la sangre de la Hidra Lerna, lo que le produjo terribles dolores. Puesto que era inmortal, no quiso seguir viviendo con una perpetua agonía, por lo que con el consentimiento de los dioses ofreció su inmortalidad a Prometeo, muriendo poco después. Zeus lo puso entre los astros del cielo constituyendo la constelación de Sagitario (el Arquero).
CAPRICORNIO
Para los mesopotámicos, Capricornio marcaba el momento del año en el que el Sol se hallaba en su punto más alejado al sur del ecuador: el solsticio de diciembre. La iconografía que representa a Capricornio como una cabra marina posiblemente tenga orígenes asirio-babilónicos, cuyo dios de la sabiduría, Oanes, era mitad hombre, mitad pez. Esta extraña figura reaparece a intervalos más o menos distantes entre sí en el golfo Pérsico, disfrazada de sirena e instruyendo a la humanidad artes y ciencias. Entre los poetas latinos, Capricornio era conocido como Neptuni proles, “vástago de Neptuno”. En la tradición astronómica india, esta constelación se representaba como un cocodrilo. Aparte de su forma combinada de cabra y pez, Capricornio se asocia con el dios griego Pan, conocido por su comportamiento lujurioso y por la invención de la flauta de pan. Algunos afirman que fue un sátiro; un hombre con patas de cabra, pezuñas hendidas y cuernos. Recibió sus honores cuando Rea envió al monstruo marino Tifón a destruir a los dioses del Olimpo. Pan se zambulló en un río y trató de convertirse en un pez para escapar. Pero sólo logró trasformarse a medias, y cuando logró regresar a tierra, Tifón ya había desmembrado a Zeus. Para asustar al monstruo, Pan emitió un chillido, que permitió a Hermes (el mensajero de los dioses) recuperar los miembros arrancados de Zeus. Juntos, Pan y Hermes recompusieron a Zeus que recompensó a Pan asignándole un lugar entre las constelaciones.
ACUARIO
Esta antigua constelación ha sido portadora de una tradición mitológica muy sólida que ha perdurado a través de varias transformaciones culturales. En el segundo milenio a.C., los babilonios representaban el jarrón como una urna que se desbordaba, y asociaron a Acuario con su undécimo mes (equivalente a nuestro enero-febrero) del año, cuyo nombre era “el curso de la lluvia”. Los egipcios vieron en esta figura la representación de Hapi, el dios del Nilo, encargado de distribuir las aguas de la vida; la urna era símbolo de buena fortuna. Esta analogía hace que la fortuna se asocie con algunas estrellas del jarrón y de la cabeza de la figura del aguador. Las antiguas representaciones del aguador lo muestran como un hombre barbudo, ya maduro. Sin embargo, el tratamiento clásico de esta figura era muy diferente. Para el poeta latino Manilo (siglo I d.C.), este signo “es la juventud que se derrama y que fue sustraída de la Tierra”. Esto hace referencia al mito griego del niño Ganímedes. El hijo del rey Tros de Troya, Ganímedes, era el más hermoso de los jóvenes de la Tierra. Por ello, los dioses lo eligieron para que siempre llevara la copa dorada de néctar de los dioses y le concedieron el don de la eterna juventud. En versiones posteriores, Zeus, el rey de los dioses, deseaba al joven. Disfrazado como el águila de la misma constelación, Zeus raptó al muchacho y lo llevó al Olimpo para convertirlo en su copero personal. Este rapto de Ganímedes llevado a cabo por Zeus, tuvo muchas repercusiones en el monte Olimpo. Su llegada desplazaba a Hebe, diosa de la juventud e hija de Hera, esposa de Zeus. Ésta se sintió ofendida por el insulto a Hebe, y por la vergüenza de saber que Zeus se había enamorado de un chico. La actitud de su esposa enfureció a Zeus, que glorificó a Ganímedes dándole un lugar en las estrellas.
PISCIS
En la cultura cristiana, Piscis ha sido identificado con Cristo, en tanto que “primer pez” que nació después de que el punto equinoccial de marzo hubiera precesionado de Aries a Piscis, marcando, así, el principio de una nueva Gran Era. Se cree que en la antigüedad la figura de Piscis estaba formada por un solo pez. El astrónomo griego Erastóstenes (nacido en el año 276 a. C.) nos cuenta que el origen del simbolismo del pez está en Derke, una diosa siria que era mitad pez mitad mujer. Los romanos crearon la idea de la diosa pez en el mito de Venus y su hijo Cupido (en la mitología griega, Afrodita y Eros). Estas dos figuras mitológicas fueron sorprendidas por el monstruo Tifón, pero Venus sabía que podrían escapar por el agua. Cogió a Cupido y se sumergió en el agua, donde ambos se transformaron en peces. Para asegurarse de que no se perderían, se ataron con una cuerda. En el cielo vemos, por lo tanto, a madre e hijo, unidos por una cuerda.
OFIUCO
Ofiuco está representado por un hombre sosteniendo a una serpiente, según la mitología griega, se trata de Asclepio y ésta es su historia: Asclepio está considerado dios de la medicina, dios sanador, cuyo origen es probablemente la deificación de un héroe vestida luego de leyenda. En muchos lugares se representaba como un hombre de larga barba al igual que Zeus, pero con aspecto benigno. Sus atributos eran el báculo y una serpiente enredada en él. En algunas representaciones aparecía un perro tumbado a sus pies. También solía llevar tablas para escribir, emblema de la ciencia médica. Fue hijo de Apolo (dios del Sol) y de Corónide, hija a su vez del rey Flegías. El imortal Apolo sorprendió a la mortal Corónide bañándose desnuda en un lago y, perdidamente enamorado, la dejó embarazada. Sin embargo, Flegias la obligó a casarse con su novio de siempre, Isquis. El cuervo, que era el animal que informaba a Apolo de las cosas que pasaban en la tierra, y que entonces tenía un plumaje totalmente blanco, le contó la supuesta traición de su amada y Apolo de la furia que sintió lo maldijo, por lo que el cuervo se volvió negro para toda la eternidad. El vengativo dios solar convenció a su hermana Artemisa (diosa de la caza) de que la matara para castigar su infidelidad. Más tarde, en el momento en que su cuerpo iba a consumirse en la pira funeraria, Apolo arrancó al feto del cadáver de su madre y confió su hijo al centauro Quirón, quien lo educó y le enseñó las artes de la medicina y de la caza, aunque de su propio padre que era también dios de la salud, recibiría muchos más conocimientos que le caracterizarían como prototipo del médico. Asclepio puso esta ciencia al servicio de los hombres, por lo que fue objeto de un culto fervoroso durante toda la antigüedad. Millares de enfermos acudían cada día a sus santuarios buscando alivio para sus males. En su trayectoria como sanador llegó incluso a resucitar a los muertos, entre ellos a Hipólito, el hijo de Teseo. Para ello utilizó la sangre del flanco derecho de Medusa, regalo de Atenea, que era la que daba la vida (la sangre del flanco derecho de Medusa daba la vida mientras que la del flanco izquierdo ocasionaba la muerte debido a un potente veneno.) También resucitaría a Capaneo, Licurgo y Tindareo, Glauco y hasta al conocido cazador Orión. Zeus, ante las quejas de Hades, dios de los muertos, y para evitar que el orden del mundo se alterase con los poderes de Asclepio, decidió fulminarlo con un rayo. Apolo vengó a su hijo matando a los cíclopes, hijos de Zeus y encargados de fabricarle los rayos con los que podía asesinar a voluntad. Asclepio, sin embargo, no fue precipitado al Tártaro después de su muerte (si te condenaban al Tártaro caías para siempre en el olvido), sino que le fue devuelta la vida, con lo que se cumplió una profecía hecha por Euipe, hija del centauro Quirón (predijo que aquel niño renovaría sus destinos dos veces y que muriendo semidiós, sería convertido en dios), e incluso le fue concedida la inmortalidad, convirtiéndose en la constelación llamada Ofiuco.